viernes, mayo 02, 2008
Y Llovían Monedas del Cielo... - Alan, 1996
Para los chicos, era un problema, porque con la estatura de sus años no llegaban siquiera con las manos extendidas hacia arriba, a la ventana del kiosco, y mucho menos a tocar el timbre para ser atendidos.
Cada tanto, Ricardo veía entrar por la ventanita una lluvia de monedas; y a nadie que las arrojara. Detrás, venía la gruesa voz de Alan que desde el nivel de la vereda ordenaba:
-¡Ricardo, caramelos!